Agosto destaca como el mes más sanguinario en Yemen

el DiarioSolidario

Oxfam ha informado hoy de que el pasado agosto ha sido el mes más sangriento para la población civil de Yemen en lo que llevamos de año debido a la combinación de dos factores: el desprecio temerario de las partes beligerantes por las vidas civiles, y el fracaso de sus defensores políticos a la hora de ofrecer medidas para evitar esta masacre.

La nefasta alarma se ha activado en el marco de las primeras conversaciones en Ginebra en un plazo de dos años con el fin de intentar garantizar la paz entre las fuerzas apoyadas por Arabia Saudí y los rebeldes hutís.

Según los informes recogidos por el departamento de las Naciones Unidas encargado del seguimiento del impacto en la población civil, más de 450 civiles perdieron la vida en los primeros nueve días de agosto, incluidos 131 menores. A fecha del 31 de agosto, un total de 981 personas civiles habían resultado heridas o perdido la vida, incluidos 300 niños y niñas. Es probable que estos informes, recogidos de fuentes públicas, no capturen el número real de víctimas civiles.

Muhsin Siddiquey, director de país de Oxfam en Yemen, ha declarado lo siguiente: «Yemen es ahora una ‘zona de fuego a voluntad’ en la que la población arriesga sus vidas a diario, ya sea al celebrar una boda o enterrar a sus seres queridos como yendo al mercado. El sufrimiento de la población de Yemen es una afrenta para nuestra humanidad común y un fracaso de los países con poder a la hora de defender los valores que pretenden apoyar.

Se trata de un capítulo vergonzoso de doble rasero diplomático, ‘negociaciones bajo la mesa’ y de total y absoluta hipocresía. ¿Cuántos niños y niñas más tendrán que morir antes de que los partidarios de esta guerra asuman su complicidad? Se cometen crímenes de guerra con regularidad y los perpetradores y aquellas personas que han participado activamente en ellos tienen que rendir cuentas. Esta masacre tiene que acabar».

Poner fin a la matanza de personas civiles tiene que ser una prioridad para todas las partes y comunidades de Yemen. Las conversaciones que están teniendo lugar hoy en Ginebra les ofrecen la oportunidad de establecer un límite claro y de detener los ataques perpetrados contra la población civil.

A pesar de que se asegurase que se habían interrumpido los enfrentamientos en las inmediaciones de la ciudad portuaria de Hodeida, a principios de agosto tuvieron lugar ataques con mortero en un concurrido mercado, que se cobraron 41 víctimas mortales, incluidos seis menores y cuatro mujeres, y que dejaron heridas a otras 111 personas civiles. En un hospital de la ciudad hubo otro ataque con mortero que se cobró un gran número de víctimas civiles.

El 9 de agosto, hubo un ataque bomba en un mercado y un autobús escolar que acabó con la vida de 46 personas y dejó heridas a otras 100. La mayoría de las víctimas mortales fueron niños menores de 13 años. Unos días después, al menos 22 menores y cuatro mujeres perdieron la vida en un ataque aéreo mientras se disponían a abandonar la zona por otro ataque perpetrado el día anterior.

Los informes del departamento de las Naciones Unidas encargado del seguimiento del impacto en la población civil citan muchos otros escalofriantes ataques: 16 pescadores fueron asesinados y cuatro desaparecieron tras un ataque aéreo, una mujer perdió la vida por el ataque de un francotirador, dos niños fueron asesinados por bombas en racimo, y edificios civiles que utilizan personas inocentes, como escuelas, hogares y fincas, han sido objetivo de ataques.

Parece que no haber tregua en el enfrentamiento, que ahora se extiende hacia el sur de Hodeida, siendo la ciudad de Ad Durayhimi su actual foco. Se producen enfrentamientos en barrios residenciales de la ciudad y ataques aéreos, lo que eleva el número de víctimas civiles y de personas atrapadas en la ciudad que no pueden huir ni conseguir asistencia médica.

A los organismos de ayuda humanitaria les resulta difícil proporcionar asistencia a la población debido a los enfrentamientos y las carreteras cortadas. Los daños en la infraestructura de agua y saneamiento de Hodeida y otras partes del país están privando de acceso al agua a miles de personas y potenciando el riesgo de que se produzca una tercera oleada de cólera. Aunque el foco del conflicto se encuentra en Hodeida, también se están produciendo enfrentamientos en otras partes del país, como Lahij, Al Bayda, Sa’ada, Hajjah, Taiz.

Todas las partes enfrentadas han violado las normas de la guerra y siguen haciéndolo. Según datos de las Naciones Unidas, entre el 26 de marzo de 2015 y el 9 de agosto de 2018 se registró un total de 17 062 víctimas civiles, de las cuales, 10 471 se debieron a ataques aéreos perpetrados por la coalición liderada por Arabia Saudí.

Entretanto, los hutís y otros grupos armados continúan oprimiendo Taiz y otras zonas en las que las luchas callejeras y el uso de minas terrestres siguen provocando nuevas víctimas civiles, y la falta de acceso hace que la población se vea privada de asistencia humanitaria.

En palabras de Siddiquey: «Yemen está al borde del colapso. Los enfrentamientos deben terminar y es necesario encaminar al país hacia la paz. Las conversaciones de paz que están teniendo lugar en Ginebra esta semana son bien recibidas, pero la masacre tiene que acabar».

Fuente: Oxfam

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