La biodiversidad está gravemente amenazada

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Una abeja recolecta polen en una flor de eucalipto en Bulawayo, Zimbabue. FAO| Zinyange Auntony

el DiarioSolidario

Un nuevo estudio de la FAO revela que el consumo insostenible conduce a la extinción de plantas y animales, silvestres y domésticas. La desaparición de la biodiversidad pone en grave peligro el futuro de los alimentos y medios de subsistencia, así como nuestra salud y el medio ambiente.

La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), asegura que la pérdida creciente de biodiversidad es causada por los cambios en el uso y la gestión de la tierra y el agua, la contaminación, la sobrepesca y la sobreexplotación, el cambio climático, el crecimiento demográfico y la urbanización.

“Hay una reducción en el número de especies, en los ecosistemas, y  genética”, ha asegurado el subdirector general de la FAO, René Castro.

La biodiversidad para la alimentación y la agricultura incluye a todas las plantas y animales -silvestres y domésticas- que proporcionan alimentos, piensos, combustible y fibra. También los organismos que apoyan la producción alimentaria a través de los servicios ecosistémicos como las plantas, animales y microorganismos.

De 7000 a 200 plantas

El informe denuncia la disminución de la diversidad vegetal en las explotaciones agrícolas, el aumento del número de razas ganaderas en peligro de extinción y el incremento de las poblaciones de peces que padecen sobrepesca. El documento, el primero de estas características se basa en el estudio de 91 países y en el análisis de los últimos datos a nivel mundial.

De las 6000 especies de plantas que se cultivan para obtener alimentos, menos de 200 contribuyen de manera sustancial a la producción alimentaria mundial, y tan sólo nueve representan el 66% del total de la producción agrícola.

Quince plantas proveen al 90% de la humanidad de la energía que necesitan para funcionar diariamente. Nuestros abuelos, tatarabuelos llegaron a usar 7000.

“Quince plantas proveen al 90% de la humanidad de la energía que necesitan para funcionar diariamente. Nuestros abuelos, tatarabuelos llegaron a usar 7000 plantas diferentes. Una reducción debido a la industrialización de la agricultura, y que trajo consigo el empobrecimiento de la dieta. Sus consecuencia a día de hoy son visibles: obesidad del ser humano y dificultades para garantizar una muestra representativa de todas las especies”, ha agregado Castro.

Además, de las 7745 razas de ganado locales registradas en el mundo, hasta el 26% está en peligro de extinción. La producción ganadera mundial se basa en unas 40 especies animales, de las cuales solo unas cuantas proporcionan la mayor parte de la carne, la leche y los huevos.

El estudio advierte que, si se dejan perder por completo los animales, plantas y otros organismos que son cruciales para nuestro sistema alimentario, los mismos no podrán recuperarse. De esta manera entraría en grave peligro el futuro de los alimentos y medios de subsistencia, así como la salud humana y el medio ambiente.

La pérdida en tierra, mar y aire

El mundo marino tampoco es ajeno a esta situación, más de la mitad de las poblaciones de peces han alcanzado su límite de explotación sostenible.

El informe recalca que las especies silvestres para la alimentación -y otras muchas que contribuyen a los servicios ecosistémicos vitales para la alimentación y la agricultura-, están desapareciendo rápidamente, incluidos los polinizadores, los organismos del suelo y los enemigos naturales de las plagas.

El 24% de casi 4000 especies silvestres alimentarias –sobre todo plantas, peces y mamíferos- están disminuyendo en número. Pero es probable que la proporción de alimentos silvestres en declive sea aún mayor.

América Latina y el Caribe, seguidos de Asia y el Pacífico y África, son las regiones más afectadas por el declive de las especies de alimentos silvestres.

“Estamos viviendo un empobrecimiento de la biodiversidad en todos los ámbitos. En el caso de los bosques hemos logrado que se reduzca la perdida de los bosques naturales, pero en lugares como Latinoamérica, África Subsahariana, sudeste asiático sigue dándose una pérdida neta diaria de bosque”, asegura Castro.

Prácticas que dan esperanza

El informe destaca que, a pesar de todo, existe un creciente interés por las iniciativas y enfoques favorables para la biodiversidad. Un 80% de los 91 países estudiados indicaron que utilizan una o más prácticas positivas tales como la agricultura orgánica y de conservación, la gestión sostenible de los suelos y bosques, prácticas de diversificación de la acuicultura y la restauración de los ecosistemas.

Los esfuerzos de conservación han aumentado en todo el mundo, pero los niveles de cobertura y protección son a menudo inadecuados.

“La biodiversidad es fundamental para salvaguardar la seguridad alimentaria mundial, sostener dietas saludables y nutritivas, mejorar los medios de subsistencia rurales y reforzar la resiliencia de las personas y comunidades. Tenemos que utilizar la biodiversidad de forma sostenible, para poder responder mejor a los crecientes desafíos del cambio climático y producir alimentos de una forma que no dañe a nuestro medio ambiente”, aseguró en un comunicado el director general de la FAO, José Graziano da Silva.

Si bien el aumento de las buenas prácticas es alentador, se necesita hacer más para detener la pérdida de la biodiversidad. La investigación alienta a los Gobiernos y a la comunidad internacional a ser contundentes y reforzar marcos legales, normativos e institucionales para el uso sostenible de los recursos, crear incentivos, promover iniciativas y abordar los principales factores que provocan su pérdida.

Científicos ciudadanos

“Menos biodiversidad significa que las plantas y los animales sean más vulnerables a plagas y enfermedades. La pérdida creciente de biodiversidad para la alimentación y la agricultura, agravada por nuestra dependencia de cada vez menos especies para alimentarnos, está llevando nuestra ya frágil seguridad alimentaria al borde del colapso”, ha agregado Graziano.

También se debe invertir en la investigación, ya que más del 99% de las bacterias y especies protistas, y su impacto en la alimentación y la agricultura, siguen siendo desconocidas.

Los consumidores también tienen responsabilidad y pueden optar por productos cultivados de forma sostenible, comprar en los mercados campesinos o boicotear alimentos considerados insostenibles. En varios países, los “científicos ciudadanos” desempeñan un papel importante en el seguimiento de la biodiversidad para la alimentación y la agricultura.

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