El debate del uso de la biometría en la ayuda humanitaria

La biometría cada vez se está utilizando más en el campo humanitario pero sus riesgos pueden ser mayores que sus beneficios.

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el DiarioSolidario

La biometría es la medición de las características humanas mediante tecnología como el escaneo del iris, de la huellas dactilares o el reconocimiento facial. Desde su origen, cuenta con quienes la defiende pero también con detractores. Principalmente, quienes la apoyan mantienen que su potencial para combatir el fraude obliga a utilizarla. Por contra, están quienes sostienen que su uso es un ataque a la privacidad por su recopilación y almacenamiento de información personal.

La biometría llevada al campo humanitario suscita aún más controversia. Preguntas como qué capacidad tiene una persona que necesita asistencia humanitaria de negarse a enviar sus datos biométricos si de hacerlo no recibiría la ayuda, es una cuestión que parece no dejar margen de elección al beneficiario. Otro de los interrogantes de la biometría es qué uso le da quien los obtiene y qué garantías ofrece de no ser cedidos a un tercero. Si imaginamos una crisis humanitaria provocada por una guerra y la ayuda se distribuye mediante la biometría, lo último que se querría sería que los datos de las miles de personas que hayan huido cayeran en manos de sus enemigos. Contextualizando esta situación, podemos hablar de la crisis Rohingya, donde agencias internacionales han estado trabajando con el gobierno de Bangladesh en la coordinación y distribución de la ayuda sirviéndose de identificación biométrica. Ahora la cuestión es la siguiente, qué pasaría si esos datos acabaran en posesión de los perseguidores.

Con el paso de los años la biometría se ha extendido en el sector humanitario. Ya no sólo las Agencias Internacionales como ACNUR y el PMA las desarrollan. Son ahora los donantes internacionales las que presionan para que la biometría se emplee como demostración de la eficacia de las intervenciones humanitarias. Actualmente, el sector humanitario se encuentra ante cambios que complican el monitoreo de la intervención por causas como la preferencia de dar efectivo a las personas en situaciones de emergencia en vez de distribuir alimentos y material necesario.

Volviendo al argumento que defiende la biometría por su capacidad de reducir el fraude, quienes la defienden también lo sostienen en la ayuda humanitaria. Sin embargo, nos encontramos ante la falta de datos económicos que muestren verazmente en cuánto se reduciría el fraude, de así producirse.

En cualquier caso, la biometría parece imparable, y a pesar de que la normativa de protección de datos no es igual en todos los países, parece que para quienes la defiende no son motivos o argumentos suficientes para no utilizarla.

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