El valor del apoyo mutuo: mujeres de Mozambique usan un sistema de préstamos interpersonales para superar la violencia de género

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Foto: Médicos del Mundo

el DiarioSolidario

Para vencer a la violencia de género, mujeres mozambiqueñas han decidido unir sus fuerzas y crear un fondo común al que todas contribuyen y con el que consiguen un empoderamiento económico que les ayuda a salir de la espiral de la violencia machista.

En un país donde una de cada tres mujeres sufren violencia machista, una veintena de mujeres de Matola – a 16km de la capital- ha creado un fondo económico de apoyo mutuo, una iniciativa que pretende romper con la dependencia económica que las víctimas mantienen con sus agresores. La idea fue propuesta por ellas mismas dentro del Grupo de Apoyo Mutuo del proyecto contra la violencia de género que Médicos del Mundo tiene en el país.

Xitique, como se llama a esta iniciativa en Mozambique, es un acuerdo informal de crédito basado en la confianza mutua de estas mujeres, que se unen en un momento difícil de sus vidas para ayudarse las unas a las otras. Las participantes acuerdan entregar una cantidad fija al fondo cada mes y cuando una de sus integrantes necesita dinero puede hacer uso de él.

“Siempre he soñado con ser independiente y tener mi propio negocio. Gracias al xitique estoy llevando a cabo poco a poco mi proyecto (de cosmética) y haciendo mi sueño realidad: independizarme sin depender de los hombres”, explica Angelina Domingues, que se unió al fondo hace dos años. Otra usuaria, Clementina Chimangue, de 52 años, pudo amueblar su casa sin tener que recurrir al dinero de su marido.

«Esta iniciativa alienta el empoderamiento económico de las mujeres y disminuye la dependencia económica de las víctimas con sus agresores», explica la coordinadora del proyecto sobre violencia de género de Médicos del Mundo en Mozambique, Benigna Magaia.

Según la encuesta sobre igualdad de género elaborada en Maputo y Matola con el proceso IMAGES en 2016, el 44% de las mujeres encuestadas afirman haber experimentado violencia física por parte de sus compañeros, el 45% violencia psicológica y el 12% habían sido forzadas a tener sexo, en un contexto de profunda desigualdad de género y de violencia urbana.

Más de 1400 mujeres han pedido ayuda

El miedo al agresor, la dependencia financiera y afectiva, la percepción de que no hay consecuencias para el atacante y las dificultades en el acceso a las instituciones de denuncia hace que muchas víctimas abandonen el proceso judicial y el tratamiento médico-psicológico antes de finalizarlo. Como respuesta a esta situación, Médicos del Mundo trabaja en coordinación con organismos públicos de Matola y con organizaciones de la sociedad civil, con el apoyo del Centro de Atención Integrada (CAI) en Ndlavela (Matola).

El CAI, que ha dado respuesta a más de 1400 mujeres desde su inicio, ofrece desde 2014 una respuesta multisectorial (policial, social, psicológica, médica y legal) a esta forma de violencia, acortando el recorrido que las víctimas tienen que seguir para resolver su caso y evitando la re-victimización.

SMS para proteger a las mujeres

Otra de las herramientas del programa es la plataforma Frontline SMS Cloud, que ofrece a las víctimas contacto inmediato con el centro a través del envío de un mensaje de texto gratuito. A través de este SMS, la víctima recibe una respuesta rápida y personalizada y un seguimiento continuado por parte de todos los agentes que trabajan en el CAI. Las cientos de mujeres que han usado este mensaje de texto aseguran que tienen la sensación de tener una mayor protección frente al agresor.

El uso de la violencia contra la mujer como algo aceptado socialmente

En Mozambique, como en otras partes del mundo, la violencia contra la mujer está socialmente aceptada. Además, muchas no reconocen que necesitan tratamiento y desconocen las leyes y los servicios ofertados. El programa de Médicos del Mundo ofrece servicios primarios especializados que comprenden el asesoramiento o la atención psicosocial. En algunas circunstancias se recurre a la vía judicial, acompañada de acciones de sensibilización y de formación, tales como corte y confección, cocina o reciclaje de papel.

Muchas mujeres han llegado a convertirse en activistas y auténticos referentes de su comunidad, tomando las riendas de los programas de apoyo a las víctimas de violencia de género y compartiendo la formación que un día recibieron. “Tener sexo con tu pareja cuando tú no quieres es violencia sexual. Que tu marido te hable mal en casa es violencia. Insultar es también violencia”, explica Elsa Vicente, activista contra la violencia de género de la organización ACODEMU, quien asegura que antes de formarse ella también “creía que las actitudes violentas eran normales”.

Fuente: Médicos del Mundo

 

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