Terrorismo y conflictos étnicos en el norte de Burkina Faso

Burkina Faso desestabilización

colaboradora-el-diariosolidario-ana-lopez-garcíaAna López García: licenciada en Ciencias Políticas y de la Administración. Máster en Desarrollo Sostenible y Economía Social y Solidaria, cuenta con experiencia internacional en temas de ecología y desarrollo en tres continentes diferentes.


El país de los hombres íntegros, como llaman los burkineses a su país, amanecía el 1 de enero de 2019 con ríos de sangre. Varios yijadistas abatían a 6 personas de etnia mossi entre ellos al jefe del pueblo de Yirghou, en la provincia del centro norte  de Burkina Faso.

Los rumores indicaban, ante la confusión de los primeros momentos, que habían sido personas de la etnia peul quienes habían sido los ejecutores. La población escandalizada por el suceso y harta de la pasividad de la justicia, decidieron ejercer su derecho ellos mismos, aplicando la ley del Talión. A pesar de que las futuras víctimas no tenían nada que ver con los terroristas radicales. La venganza fue llevada a cabo por los kolweogo en diferentes pueblos cercanos a Yirghou.

Los kolweogo son una milicia armada venerada por la población que aplica la justicia a escala local. Estas milicias se encuentran en casi todas las regiones del país bajo la tolerancia de las autoridades, las fuerzas de seguridad y la población ya que permiten que el pueblo obtenga justicia dónde el Estado no puede impartirla. El problema es la violencia de estas tropas que no dudan en apalear a ladrones o aplicar duros castigos a los malhechores sin la intervención de la justicia y la incapacidad del acusado  defenderse.

Finalmente, más de 50 personas de etnia peul fueron ejecutadas por la población y los kolweogo que ansiaban justicia ya que  consideraban al jefe del pueblo asesinado un ataque no solo personal sino colectivo por la representación a nivel tradicional de poder que este poseía.

Crispación y desconfianza

Este es el primer caso de conflicto étnico a gran escala en Burkina Faso, quién se ha caracterizado durante décadas por su diversidad y apertura así como por su tolerancia tanto religiosa como étnica.

Sin embargo, el ambiente de crispación de la sociedad y el clima de desconfianza no cesa de aumentar debido a la degradación de la situación de seguridad. Los asesinatos de Yirgou han provocado más de 6000 nuevos desplazados internos que se suman a los más de 40000 desplazados internos en el norte del país que huyen desde hace 4 años de la violencia de los terroristas islamistas.

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Desde mediados de enero varias ONG internacionales junto con Naciones Unidas y CONASUR ( Consejo Nacional de Socorro y Urgencias y rehabilitación del ministerio de Solidaridad y de la Mujer de Burkina Faso) organizan nuevos campamentos para los desplazados. Proporcionan víveres y utensilios, así como letrinas y asistencia psicosocial y médica para poder atender adecuadamente las necesidades básicas de las personas que se han visto obligadas a dejar su hogar debido a los conflictos étnicos y al terrorismo en las provincias del Sahel y la provincia del norte.

Las organizaciones llevan años trabajando en el norte del país a pesar de la situación de inseguridad con refugiados malienses y desplazados burkineses debido a la violencia islamista que no cesa de aumentar en el país de los hombres íntegros.

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