Roberto Gómez Prol: Licenciado en Periodismo. Máster en Comunicación Corporativa. Redactor y community manager. Voluntario en proyectos sociales, banca ética y culturales.
Un movimiento de protesta global bautizado como “Acción Global por el Clima” contará con más de 3.100 acciones a nivel mundial en 24 países este viernes, 25 de septiembre.
Las organizaciones Juventud por el Clima–Fridays For Future España 2020, Rebelión por el Clima y Alianza por el Clima han convocado bajo el paraguas de la jornada reivindicativa, una movilización en todo el país bajo el lema “Justicia climática para acabar con todas las crisis”. En España se han sumado 20 ciudades. (Listado y acciones previstas)
Los últimos meses han dejado aún más patentes las debilidades y contradicciones de una «economía depredadora» que se encuentra «al límite del colapso» ante «una crisis climática que sigue agravándose», por lo que exigen «reducir el consumo de materiales y energía», afirman desde las plataformas organizadoras de «Acción Global por el Clima». (Manifiesto).
Foco desviado
La pandemia del Covid-19 ha desviado el punto de atención del mundo. Los ciudadanos padecemos, disfrutamos, de un bombardeo mediático en torno al virus. Un cambio de punto de mira, en ocasiones interesado, para “olvidarnos” de la crisis climática que padecemos.
No han sido pocas las voces a nivel internacional con capacidad de decisión y de influenciar, quienes piden relajar los compromisos medioambientales “comprometidos” en acuerdos como el de París, la cumbre del clima de Madrid (COP25), o los objetivos del “EU Green Deal” y un largo etc. Cualquier momento es bueno para echar el freno y volver hacia atrás.
Unos acuerdos que al no tener carácter vinculante se basan en la “buena voluntad de los países”. Kioto fue el primer ejemplo y un nuevo gran fracaso. La diferencia es que en esta ocasión la comunidad científica lo tiene claro: “No hay vuelta atrás”.
Los jóvenes marcan el paso
Hace prácticamente un año, un 23 de septiembre de 2019, en la Conferencia sobre el Clima celebrada por Naciones Unidas en Nueva York, la activista Greta Thunberg compartía un discurso cuyas palabras todavía retumban en muchas conciencias, sobre todo entre los más jóvenes.
«Todo esto está mal. No debería estar aquí arriba. Debería volver a la escuela al otro lado del océano. ¿Aún así todos ustedes vienen hacía nosotros, los jóvenes, en busca de esperanza? ¡Cómo se atreven! Me habéis robado mis sueños y mi infancia con vuestras palabras vacías. Y aún así soy una de las afortunadas. La gente está sufriendo. La gente está muriendo. Ecosistemas enteros se están colapsando. Estamos en el comienzo de una extinción masiva. Y de lo único que se puede hablar es de dinero y de cuentos de hadas de crecimiento económico eterno. ¡Cómo os atrevéis!»
El 27 de septiembre de 2019 se convocaba una huelga mundial por el clima. En Madrid participaban más de 100.000 personas. Las nuevas generaciones lideraban el cambio. Jóvenes en su mayoría, impulsados por nuevos referentes.
La cumbre COP25 de Madrid de diciembre del mismo año consiguió mantener la agenda climática en el sentir mediático. Pobres resultados políticos, pero presión social y una sociedad cada vez más comprometida e inspirada por nuevas generaciones, para acometer cambios.
¿Paso atrás?
Pero…., llegó la pandemia, y el foco mediático volvió a girar. Los incendios han vuelto al Amazonas una vez más, las emisiones de CO2 se han reducido debido al “parón” económico, pero el impacto en el medioambiente varía en función del informe y del científico. El día de la Deuda Ecológica nos sigue persiguiendo, y el tembleque de nuestros políticos empieza a ser evidente haciendo fuerte el viejo discurso: Economía vs Medioambiente.
Durante la pandemia, ONG medioambientales muy reconocibles han tomado la palabra impulsando un nuevo modelo económico y de movilidad, así como denunciando el impacto desigual tanto medioambiental y económico, en plena pandemia, de los países ricos en comparación como las naciones con menos recursos. Destaca sobre manera, la demanda contra el Gobierno para exigir una mayor ambición climática por parte de Ecologistas en Acción, Greenpeace y Oxfam Intermón. Una denuncia de indeciso recorrido judicial, pero, que finalmente, pone el foco en la obligatoriedad de cumplir con los objetivos de reducción marcados o habrá consecuencias. Ya no sirve ser un progre verde a tiempo parcial, ahora hay que cumplir.
Un compromiso del que los jóvenes no se olvidarán. Ellos no tienen memoria selectiva, ni conciencia de necesidad. No son moldeables a los discursos económicos y “del mañana quizás…, no se dejarán engañar como lo hicieron las generaciones precedentes. «Acción Global por el Clima» es otro recordatorio de ello….
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