ACNUR pide ayuda para la región de lago Chad porque el conflicto con el grupo terrorista Boko Haram «no ha terminado»

Llama también la atención sobre la situación en Malí y el crecimiento de la población en África Occidental y apela a la solidaridad.

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MADRID, (EUROPA PRESS) –

El conflicto con el grupo terrorista Boko Haram, que afecta principalmente a Nigeria pero que también se ha extendido a los vecinos Camerún, Chad y Níger, no ha terminado aún y no parece que lo vaya a hacer en un futuro próximo, por lo que los millones de desplazados, refugiados y comunidades locales de acogida necesitan de la «solidaridad» de la comunidad internacional para poder sobrevivir y mirar hacia delante.

Ese es el mensaje que lanza la representante del Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados (ACNUR) para África Occidental y coordinadora de la respuesta a la crisis del lago Chad de esta agencia, Liz Arua, a las autoridades españolas y las europeas en su conjunto, porque «España no está tan lejos» de esta región y los retos podrían ser aún mayores a los actuales en el plazo de 20 o 25 años, defiende.

Pese a los esfuerzos conjuntos de los últimos años de los gobiernos de Nigeria, Níger, Camerún y Chad, que han creado una fuerza conjunta que ha conseguido arrebatar a los milicianos parte del territorio que controlaban en la región, «Boko Haram no ha sido eliminado aún y no parece que vaya a serlo este año o en los próximos», ha advertido Ahua en un encuentro con periodistas durante su visita en Madrid.

Los milicianos «siguen siendo una amenaza» para la población del noreste de Nigeria y de la zona del lago Chad, como lo prueba el hecho de que el desplazamiento de personas continúa. Así, se estima que el conflicto afecta a unos 3 millones de personas y ha ocasionado 1,7 millones de desplazados solo en Nigeria –«la mitad de la población de Madrid», subraya– y otros 400.000 en el resto de países, así como más de 200.000 refugiados nigerianos.

«El drama y la tragedia de esta situación es que las comunidades que están acogiendo a esos refugiados son ellas mismas desplazadas en algunos de los casos» y están compartiendo los escasos recursos de que disponen con ellos, ha resaltado la representante de ACNUR.

Impacto del cambio climático

A la inseguridad ocasionada por la insurgencia de Boko Haram, se suman también los efectos que el cambio climático está teniendo en el lago Chad, cuya superficie se ha visto reducida en un 90 por ciento en las últimas décadas, habida cuenta de que los medios de vida de 13 millones de personas se ven comprometidos por ello y que las posibilidades de pesca o agrícolas se han visto reducidas, ha ilustrado Ahua.

Esta falta de medios de vida, ha explicado, ha sido explotada por Boko Haram, que en buena medida ha sabido ganarse a la población local ofreciendo «empleos y asistencia social» y ha conseguido que para algunos en la región ser miliciano sea «un medio de vida y no una cuestión religiosa», pese a la ideología del grupo terrorista, que busca instaurar la sharia en Nigeria.

Otro de los factores clave que no permite resolver la situación es que quienes vivían en las zonas liberadas de Boko Haram y que tuvieron que abandonar sus hogares no pueden regresar. No solo sus casas han quedado destruidas sino que no existen las estructuras administrativas, ni la presencia de fuerzas de seguridad o de profesores, por lo que no se dan las condiciones para el retorno, ha lamentado Ahua.

Por otra parte, ha expresado la «preocupación» de ACNUR ante las denuncias realizadas por Amnistía Internacional de los abusos que están cometiendo las fuerzas de seguridad nigerianas, que han violado y abusado de mujeres y niñas rescatadas de Boko Haram, aunque ha reconocido que a la agencia de la ONU tampoco le ha sorprendido puesto que lleva tiempo denunciando que en Nigeria hay una «crisis de protección y de Derechos Humanos».

En este sentido, ha señalado que ACNUR y sus socios trabajan para concienciar a las fuerzas de seguridad nigerianas y a las fuerzas civiles que les apoyan de que debe haber «tolerancia cero hacia cualquier forma de violencia, incluida la violencia sexual y el acoso» y también con el Gobierno para hacerle llegar este mismo mensaje.

Situación en Malí

Junto al conflicto en lago Chad, la situación en Malí también es particularmente preocupante, ha indicado Ahua. Desde el golpe de Estado de 2012 y posterior avance de los grupos islamistas hacia la capital, la situación no ha mejorado, de ahí que aún haya 150.000 refugiados malienses. Es más, ha añadido, solo el mes pasado hubo más de 40.000 desplazados en Burkina Faso, Níger y Malí.

Para las organizaciones humanitarias la situación también se está volviendo cada vez más insegura, con casos de secuestros y asesinatos, ha indicado. A esto se suma el que 3,5 millones de personas podrían verse afectadas por inseguridad alimentaria en los próximos meses, según ha alertado el Programa Mundial de Alimentos (PMA).

También hay que tener en cuenta, ha añadido, el crecimiento de población que están experimentando los países de África Occidental, que se espera que dupliquen su población actual –de unos 340 millones de habitantes– en un plazo de 20 o 25 años.

Por ello, ha defendido Ahua, es importante abordar todos estos factores porque sino la región se enfrentará a «tiempos desafiantes» en un par de décadas. Este ha sido el mensaje que ha trasladado durante su visita en Madrid en sus contactos con el Ministerio de Exteriores y el del Interior.

La región necesita «solidaridad», pero no solo en forma de recursos sino también que se «aborden las causas en la raíz» de los problemas, tanto en materia de seguridad como de desarrollo. Ahua ha lamentado que aunque la comunidad internacional parece ser consciente de los problemas a los que se enfrenta la región está más centrada en el aspecto militar y no tanto en el de desarrollo.

Por ahora, Estados Unidos y varios países europeos se han implicado sobre todo en el aspecto militar, ofreciendo asesoramiento en la lucha antiterrorista, entrenamiento y equipamiento militar y, aunque se han ofrecido fondos para la respuesta humanitaria de emergencia, estos «no son suficientes» y hace falta también prestar atención al desarrollo de todos estos países.

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