En el octavo aniversario del derrumbe del Rana Plaza, marcas y minoristas intentan limitar el alcande y el control del nuevo convenio en Bangladés

Bangladés-Accord-Rana Plaza
Testimonio de una joven sobre la seguridad que le ofrece el Acuerdo sobre seguridad | Ropa Limpia

el DiarioSolidario

En el octavo aniversario de la muerte de 1.134 personas trabajadoras, y 2000 heridos, en la denominada la mayor tragedia de la historia de la industria de la confección tras el derrumbe del edificio Rana Plaza en Daca, que albergaba en un bloque de ocho pisos cinco fábricas textiles que confeccionaban ropa para marcas como Primark y Benetton, entre otros, otra difícil situación amenaza a los empleados menos protegidos del sector en Bangladés. El Acuerdo sobre seguridad de edificios y contra incendios en Bangladés (Accord), expira a finales de mayo.

Un convenio de carácter vinculante creado poco después del fatídico del 24 de abril de 2013. Una fecha que ha supuesto un cambio real al hacer que las fábricas del país sean lugares más seguros, remarcan desde Setem. En sus ocho años de funcionamiento se han llevado a cabo inspecciones, supervisado reparaciones y capacitado a trabajadores y trabajadoras en materia de salud y seguridad laboral en más de 1.600 fábricas que abastecen a más de 200 marcas. Desde su implementación, más de dos millones de personas trabajadoras de la industria se han beneficiado.

Más de 200 marcas y minoristas mundiales de moda, sindicatos de Bangladés y Federaciones Sindicales Globales, y organizaciones de derechos laborales del país firmaron el acuerdo vinculante internacional de cinco años de duración. La Organización Internacional del Trabajo actúa como presidente neutral.

“El Acuerdo es muy importante para la seguridad en las fábricas. Funciona de manera independiente y neutral y se ha ganado una buena reputación y credibilidad, tanto fuera como entre las personas trabajadoras. El documento garantiza que el lugar de trabajo es un lugar seguro para los trabajadores”. Federación de Trabajadores Industriales y de la Confección de Bangladés (BGIWF), Babul Akhter, sindicato signatario del Acuerdo.

Incapacidad

Un documento que puede implicar sanciones reales para las marcas, minoristas y fábricas que no implementen las medidas de seguridad necesarias. Los sindicatos ocupan la mitad de los puestos en las estructuras de gobierno del Acuerdo y pueden exigir que las firman rindan cuentas de sus acciones. Además, el pacto ha permitido la implementación de un mecanismo de quejas anónimo. Mediante el cual cualquier persona trabajadora puede denunciar irregularidades en la seguridad de las fábricas sin miedo a represalias.

Precisamente, la alta presencia de representantes sindicales y la expansión del acuerdo a Pakistan parecen suponer un problema para marcas y minoristas. Empresas que prefieren limitar sus actividades a Bangladés y confiar en el organismo  Ready-Made-Garment Sustainability Council (RSC). Espacio donde los representantes de los trabajadores supondrían solo un tercio en lugar de la mitad de los puestos de gobierno.

La nueva entidad, que ha asumido las operaciones del programa tras su expiración en 2018 y que se encuentra en una situación transitoria, “todavía no ha demostrado que tiene capacidad para garantizar de manera creíble que los signatarios cumplan con las obligaciones del Acuerdo vinculante”. Por este motivo, las organizaciones remarcan la necesidad de un acuerdo internacional obligatorio, que debe ser negociado por los signatarios del Acuerdo con los sindicatos.

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“Esto significa un importante paso atrás: creemos firmemente que este nuevo organismo no podrá mantener los estándares del anterior programa sin un acuerdo internacional vinculante”, denuncian las ONG.

Ningún paso atrás

“No podemos permitir que el gran logro que surgió de la horrible tragedia del colapso de Rana Plaza dé ningún paso atrás. Ni privar de este exitoso programa a trabajadores de países como Pakistán que han estado pidiendo un sistema de seguridad efectivo desde hace tanto tiempo. La muerte de 28 personas ahogadas en un taller de ropa en Tánger el 8 de febrero. Así como el incendio donde al menos 20 personas perdieron la vida el 11 de marzo en una fábrica textil en El Cairo, denotan que este tipo de programas no solo son necesarios sino muy urgentes”, concluyen desde la iniciativa de Campaña Limpia.

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