El Covid-19 acentúa la desigualdad de género en América Latina y el Caribe

Covid-19
La Ciudad de México, en medio de la pandemia de coronavirus | ONU Mexico | Alexis Aubin

el DiarioSolidario

La pandemia del Covid-19 amenaza con empeorar los niveles de desigualdad en la región de América Latina y el Caribe empujando a casi 16 millones de personas más a la pobreza extrema, alcanzando los 214 millones, o el equivalente al 34% de toda la población de la zona.

El informe “Latin America and the Caribbean Rapid Gender Analysis for Covid-19″  de la agencia humanitaria internacional CARE y ONU Mujeres concluye que, aparte de la persistente y omnipresente desigualdad entre los géneros en la región, uno de los grupos poblacionales más perjudicados por la enfermedad son las mujeres, las niñas y las personas LGBTIQ+.

Pese a que los principales afectados por la Covid-19 son los hombres, los ancianos y las personas con enfermedades crónicas y sistemas inmunológicos débiles, las mujeres y las niñas se ven afectadas de manera más amplia tanto por el riesgo a contraer la enfermedad como por las medidas de salud pública para contenerla, así como políticas económicas y sociales, ya que sus sectores de trabajo son los más afectados.

«Las normas patriarcales de género colocan la carga del trabajo de cuidado directamente sobre los hombros de las mujeres y las niñas, exponiéndolas a un riesgo adicional tanto en la esfera profesional como en la doméstica» destaca el informe.

Precariedad laboral

Más de uno de cada cuatro hogares de la región están a cargo de mujeres, la tasa más alta del mundo. Esta situación ahonda aún más la feminización de la pobreza y la vulnerabilidad de las mujeres a los efectos sanitarios y económicos de Covid-19, ya que muchas dependen del trabajo informal y precario para sus ingresos.

En comparación con el 93% de los hombres, sólo el 67% de las mujeres de América Latina y el Caribe participan en la fuerza de trabajo formal y más de 126 millones trabajan en el sector informal. Asimismo, sufren más complicaciones para acceder a las opciones de teletrabajo o generar ingresos a través del trabajo fuera de sus hogares.

Así, el escenario de interrupción laboral debido a la Covid-19 provoca que las mujeres y niñas tengan más probabilidades de perder su fuente de ingresos que sus contrapartes masculinas y menos acceso a los mecanismos de protección social.

En especial, preocupa la situación de vulnerabilidad de las trabajadoras domésticas que se enfrentan a una mayor exposición al riesgo en los hogares de sus empleadores, así como a una mayor carga de cuidados.

Trabajo en el hogar

El cierre de escuelas, espacios públicos o guarderías como medida de respuesta a la pandemia agrava aún más las tareas no remuneradas de las mujeres en el hogar y la división de éstas. Antes de la aparición de la enfermedad, las mujeres latinoamericanas ya dedicaban casi tres veces más tiempo al trabajo de cuidado no remunerado que los hombres.

«Esta carga de trabajo invisible es lo que ha sostenido a los hogares, los sistemas de salud y la economía a lo largo de la respuesta a la pandemia y ha sido esencial para respaldar las estrategias nacionales de salud pública a lo largo de Covid-19», indica el estudio.

Otra fuente importante de ingresos para los hogares de América Latina y el Caribe son las remesas. La interrupción debido a la pandemia se prevé que «tendrá un impacto desproporcionado en las mujeres y sus familias, que dependen de estos recursos, afectando sobre todo a quienes viven en la pobreza y la extrema pobreza«.

Sector sanitario

Las mujeres representan un 74% de la fuerza de trabajo en el ámbito sanitario y social con un contacto directo con los pacientes y corren un mayor riesgo de contraer el virus.

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«Aunque las mujeres constituyen más que la mayoría de este sector, ocupan pocos puestos de liderazgo y de toma de decisiones, y los hombres ocupan el 75% de todos los puestos de liderazgo en el sector de la salud», añade el informe.

Entre las diferentes medidas de mejora idenficada por el informe, se incide en la necesidad de identificar y abordar la división desigual del trabajo relacionado con los cuidados de personas, y el trabajo doméstico no remunerado, como elemento esencial de la respuesta económica y de salud pública de emergencia.

Asimismo, se resalta conceder apoyo socioeconómico adecuado a las mujeres y niñas que prestan servicios de cuidado como piedra angular de todo el diseño de programas humanitarios y de todas las políticas de recuperación, desde la definición de «trabajadores esenciales» hasta los programas de transferencia de efectivo y/u otros apoyos humanitarios sectoriales.

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