Abandono y violencia en la frontera entre Bosnia Herzegovina y Croacia

Violencia de la policía fronteriza de Croacia
Violencia fronteriza | No Name Kitchen

el DiarioSolidario

La organización No Name Kitchen estima la presencia de 4.000 migrantes en tránsito en la frontera entre Bosnia Herzegovina y Croacia, que en la actualidad malviven y combaten las bajas temperaturas con sus familias en bosques o en edificios abandonados. Las autoridades del Cantón de Una Sana (Bosnia) les han prohibido la entrada a los campos de refugiados, les han limitado sus movimientos y el acceso al agua limpia. Asimismo, la ONG ha certificado el incremento de la violencia por parte de las autoridades policiales croatas hacia las personas en tránsito que intentan cruzar la frontera.

Hay dos temas que nos preocupan principalmente: la situación de desamparo que miles de personas viven de cara al invierno; y la violencia que estamos registrando de las personas que llegan a Bosnia y Herzegovina devueltas desde Croacia. La más salvaje que hemos visto hasta el momento. Las devoluciones en caliente son procesos ilegales de acuerdo con la legislación de la Unión Europea pero es una práctica habitual que venimos denunciando desde primavera de 2018, cuando comenzamos nuestras actividades en Bosnia, denuncia la organización.

Restringida la libertad de movimiento

Las autoridades del Cantón de Una Sana decidieron en septiembre incrementar las restricciones de acceso a los campos de refugiados a aquellas personas en tránsito que no estuvieran previamente registradas. “Si las personas pierden su tarjeta de acceso, se quedan en la calle”. Asimismo, tienen prohibido el movimiento en zonas públicas”, como la misma administración publicó en su página de Facebook.

La ONG denuncia que “las personas no pueden entrar en campos de refugiados oficiales, no pueden caminar por la calle y si se dirigen a Croacia con el objetivo de pedir asilo en la Unión Europea son golpeadas y posteriormente, devueltas”. La única solución que encuentran es refugiarse en bosques o en fábricas abandonadas siempre bajo el riesgo de ser descubiertos por las autoridades y trasladadas al masificado y remoto campo de Lipa.

Entre las familias que optan por esta opción, se encuentran muchos bebés, y menores. Ciudadanos que decidieron escapar de Grecia después de años de espera sobre su petición de asilo. Por miedo a ser deportados a Turquía, escogieron la Ruta por los Balcanes con el objetivo final de acceder a otro país en la UE para pedir refugio, ya que la Unión Europea no ofrece este servicio fuera de sus fronteras y Bosnia Herzegovina no concede esta protección.

migrantes en tránsito en la frontera de Bosnia y Croacia
Familias afganas en ruta hacia una aldea después de que la policía los expulsara de una casa abandonada en Velika-Kladusa | José Vicente Carro

Además de las restricciones a la libertad de movimiento, No Name Kitchen denuncia que desde el verano las autoridades locales han cortado el acceso al agua de las fuentes públicas, a las fuentes de las mezquitas y la gran mayoría de cafeterías y bares tiene prohibida la entrada a migrantes. Esta situación, sumado a la humedad y a la suciedad de los bosques, trae consigo enfermedades de la piel.

Violencia en la frontera de Croacia

No Name Kitchen y la Red Border Violence Monitoring Network (BVMN) han elaborado una investigación que demuestra que las últimas devoluciones siguen un patrón muy marcado de violencia y que los testimonios se asemejan mucho unos a otros, aunque hayan sucedido en diferentes días.

Desde el 3 de octubre de 2020, la BVMN ha certificado el retorno de 36 personas desde el territorio croata, quienes han padecido agresiones físicas. La repetición de estos ataques en una zona rural de la frontera al suroeste de Velika Kladuša (Bosnia) sugiere que la violencia es producto de un esfuerzo conjunto de la policía croata para disuadir el tránsito, y brutalizar a los grupos que realizan viajes con el comienzo del otoño, denuncian desde la ONG. Acciones corroboradas por Danish Refugee Council.

Las características de esta tendencia violenta consisten en repetidos golpes de bastón, azotes y patadas. Las agresiones dejan una marca indeleble en los grupos de tránsito que regresan, visible en los extensos moretones y laceraciones en las piernas, el torso y la parte superior del cuerpo. A menudo, los responsables más agresivos de estas devoluciones violentas portan uniformes negros y máscaras de pasamontañas, según los testimonios de las personas deportadas.

Policía de fronteras de Croacia
Imagen del bastón estilo billy-club suministrado a las autoridades croatas y utilizado en las devoluciones | No Name Kitchen

La violencia se lleva a cabo bajo la jurisdicción de la comisaría de policía fronteriza de Cetingrad. Según el Ministerio del Interior croata, el jefe de esta estación, Damir Butina, habló recientemente en un evento de capacitación para 36 nuevos integrantes de la policía fronteriza croata sobre los procedimientos certificados por Frontex.

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No Name Kitchen trabaja en las localidades de Velika Kladuša y de Bihać y en las aldeas aledañas, junto a la frontera con Croacia. La organización ofrece comida, ropa de abrigo, y productos de higiene. Asimismo, identifica problemas graves de salud y recoge testimonios sobre la violencia que padecen estas personas durante su proceso migratorio.

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