Médicos Sin Fronteras abandona el hospital Dashte Barchi en Afganistán

La medida se ha tomado tras constatar que las madres, los bebés y el personal sanitario fueron el objetivo deliberado del ataque del 12 mayo donde fallecieron 25 personas

Dashte Barchi
Imagen del ataque a la maternidad del hospital Dashte Barchi | Frederic Bonnot | MSF

el DiarioSolidario

Médicos Sin Fronteras cesa su actividad en el hospital Dashte Barchi, Kabul. Uno de los proyectos más grandes del mundo de la organización donde ofrecían atención gratuita maternal y neonatal. En 2019, nacieron casi 16.000 pequeños en el centro, en un país donde la mortalidad materna y neonatal sigue siendo de las más altas del mundo – 638 madres mueren por cada 100.000 nacimientos.

La decisión de la ONG no ha sido sencilla. El 12 de mayo la maternidad sufrió un ataque del que todavía no hay un culpable ni motivación clara. Aquél fatídico día, asesinaron a 25 personas durante un intenso asalto con disparos y explosivos.

Entre los fallecidos en el brutal ataque había 16 madres. Asesinadas a sangre fría; cinco de ellas en pleno trabajo de parto. También perdieron la vida, dos niños, de 7 y 8 años respectivamente, otras seis personas más y una de las matronas de la MSF.

La medida se ha tomado tras constatar que las madres, los bebés y el personal sanitario fueron el objetivo deliberado del ataque. Y, por tanto, aun sin tener información precisa sobre los perpetradores o el motivo del asalto, es posible que otros ataques similares ocurran en el futuro.

Sin información

Un mes después del ataque, no existe apenas información en relación a la acción violenta. La autoría no ha sido reivindicada, las autoridades afganas culparon a los talibanes, o al Emirato Islámico de Afganistán. Al tiempo que los grupos terroristas desmentían las acusaciones y las condenaban. Representantes de Gobiernos extranjeros señalaron públicamente al Estado Islámico del gran Jorasán.

“Éramos conscientes del riesgo que supone estar presentes en Dashte Barchi, pero nunca habríamos imaginado que alguien aprovechara la extremada situación de vulnerabilidad en la que estaban esas mujeres para poder exterminarlas. Mujeres que estaban a punto de tener a sus bebés o que acababan de dar a luz”, explica el director general de MSF en Francia, Thierry Allafort-Duverger.

“Y sin embargo, sucedió. Por eso, hoy tenemos que aceptar la realidad: ni los muros más altos, ni las puertas de seguridad más gruesas lograrán evitar que vuelvan a producirse ataques tan horribles como este. Permanecer en Dashte Barchi significaría aceptar la pérdida de vidas humanas como un elemento más de nuestra actividad. Y esto es inconcebible para nosotros”.

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El final de la actividad, que será escalonada para ofrecer una transición coherente, tendrá importantes consecuencias  para el más de un millón de personas que vive en la zona. La mayoría de ellas son de la comunidad Hazara, una población históricamente marginada y pobre, entre las que se encuentran desplazados de un eterno conflicto.

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