el DiarioSolidario
212 defensores del medioambiente perdieron la vida en 2019. El mayor número de activistas asesinados registrados por la ONG Global Witness desde que comenzó a presentar su informe anual en 2012 «Defender el mañana». Un dato muestra la gravedad de la situación: desde la firma del acuerdo de París en diciembre de 2015, cuatro personas mueren semanalmente por su defensa del medio.
Dos países son el centro de la violencia. Más de la mitad de todos los asesinatos ocurrieron en Colombia con 64 asesinatos en un año. La Oficina de Derechos Humanos de las Naciones Unidas ha señalado varias razones por las que la ola de violencia ha incrementado: los desafíos en la implementación del Acuerdo de Paz de 2016, incluyendo la reforma agraria y los programas para incentivar el cambio de cultivos ilegales a cosechas legales.
El segundo estado es Filipinas (que aumentó de 30 asesinatos en 2018, a 43 en 2019). El desprestigio de los defensores por parte del gobierno, así como la impunidad generalizada de sus atacantes, podrían estar impulsando dicho aumento.
“Es probable que, a nivel mundial, el número real de homicidios haya sido mucho mayor, ya que normalmente los casos no son documentados”, aseguran desde la organización.
América Latina
Más de dos tercios de los asesinatos ocurrieron en América Latina, clasificada constantemente como la región más afectada. En 2019 sólo en la región amazónica se produjeron 33 muertes. Casi el 90% en Brasil fueron en la Amazonía. En Honduras, aumentaron de cuatro en 2018, a 14 el año pasado, convirtiéndose en el país per cápita más peligroso de 2019.
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Minería y Agroindustria
La minería fue el sector más letal a nivel mundial, con 50 defensores asesinados. En América Latina, más de la mitad de los homicidios se relacionan con comunidades afectadas por este sector. Filipinas es el país donde existe un vínculo más estrecho con un total de 16 personas fallecidas.
Por su parte, la agroindustria representa una amenaza con 34 defensores asesinados, particularmente en Asia, donde el 85% de los ataques producidos tuvieron relación con este sector. El 90% en Filipinas.
Los crímenes incluyen a Datu Kaylo Bontolan, asesinado en el país asiático por oponerse a la minería ilegal en la zona. Como líder de Manobo, fue una de las muchas personas indígenas víctimas de estos crímenes en 2019, por defender su derecho a la autodeterminación y proteger sus tierras ancestrales de quienes buscan explotar sus recursos naturales.
La explotación forestal fue el sector con el mayor aumento de asesinatos a nivel mundial desde 2018, con un aumento del 85% de ataques contra personas defensoras que se oponen a esta industria y 24 personas defensoras asesinadas en 2019.
Europa es la región menos afectada, con dos personas asesinadas en 2019 – ambas trabajaban para detener la tala ilegal en Rumania. Las amenazas y los ataques también han aumentado, incluyendo el asesinato de Liviu Pop, un guardabosque que trabajaba protegiendo uno de los bosques primarios climáticos más grandes de Europa en un país donde el crimen organizado está diezmando estas superficies.
“La agroindustria y el petróleo, el gas y la minería aparecen como los principales detonantes de los ataques contra personas defensoras de la tierra y el medio ambiente. Al mismo tiempo, son las industrias que propician el cambio climático a través de la deforestación y el aumento de las emisiones de carbono”, asegura la responsable de campañas de Global Witness, Rachel Cox.
Indígenas y mujeres
Global Witness también remarca la tendencia desproporcionada de comunidades indígenas atacadas por defender sus derechos y territorios – con un 40% de víctimas-, a pesar de que las investigaciones demuestran que éstas, junto con las comunidades locales manejan bosques que contienen el carbono equivalente a, al menos, 33 veces nuestras emisiones anuales actuales.
Las cifras de 2019 exponen que más de una de cada 10 personas defensoras asesinadas eran mujeres. Las defensoras se enfrentan amenazas específicas, incluidas campañas de desprestigio centradas a menudo en su vida privada, con contenido sexista o sexual explícito. La violencia sexual también se usa como una táctica para silenciar a las defensoras, y normalmente no se denuncia.
A pesar de hacer frente a estas violentas amenazas y la criminalización de sus actos, los defensores de todo el mundo obtuvieron varios logros en 2019.
Pequeñas «victorias»
En Ecuador, la tribu indígena Waorani ganó un fallo histórico evitando que el gobierno subaste su territorio para la exploración de petróleo y gas. En Indonesia, la comunidad indígena Dayak Iban del centro de Borneo, aseguró la propiedad legal de 10.000 hectáreas de tierra, luego de una lucha que se extendió por décadas.
En un caso presentado ante el Tribunal Supremo del Reino Unido por parte de las comunidades afectadas por una mina de cobre a gran escala en Zambia, un juez dictaminó significativamente que la demanda puede ser escuchada en los tribunales ingleses, lo que podría tener implicaciones más amplias para las empresas que no cumplan sus compromisos públicos con las comunidades y el medio ambiente.
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