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Más de 150 niños fueron asesinados en la primera mitad de 2019 y 75 resultaron heridos durante ataques violentos en Mali. El número de menores reclutados por grupos armados se duplicó respecto al mismo periodo de 2018 y más de 900 escuelas permanecen cerradas debido a la inseguridad. Según la información preliminar recabada por Naciones Unidas.
“A medida que la violencia se extiende, los niños sufren más riesgo de muerte, mutilación y reclutamiento por grupos armados”, ha señalado la directora ejecutiva de Unicef, Henrietta Fore. “Todas las partes deben detener los ataques contra los niños y tomar las medidas que sean necesarias para mantenerles fuera de peligro”.
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La necesidad de una mayor protección hacia los más jóvenes ha crecido, especialmente en el norte y el centro del país. En la región de Mopti, la violencia entre comunidades y la presencia de grupos armados ha dado lugar a repetidos ataques. Se estima que hay más de 377.000 niños que necesitan protección y ayuda.
Crisis olvidada
La crisis en Malí sigue siendo una de las más olvidadas en el mundo. Entre 2016 y 2018, Unicef solo recibió el 26% de los fondos necesarios para los programas de protección en emergencias. Por último, según estimaciones de la organización, en 2019 necesita 4 millones de dólares (unos 3,5 millones de euros) para cubrir las necesidades de protección de las mujeres y los niños.
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