el DiarioSolidario
La presión de grupos pro derechos humanos y tribunales como el Europeo de Derechos Humanos han conseguido que Grecia inicie los pasos para abolir la práctica de tener bajo custodia policial a migrantes menores y adolescentes que llegaban al país sin la presencia de un adulto.
Los niños y jóvenes que cruzaban la frontera helena sin supervisión quedaban detenidos en comisarías de policía. El tiempo era indeterminado, pudiendo pasar meses, mientras convivían con la comunidad reclusa adulta. Una práctica ampliamente condenada por organizaciones sociales y judiciales.
El ministro de Migración y Asilo griego, Notis Mitarachi, aseguró el miércoles que a fecha del 14 de noviembre, no quedaban niños ni adolescentes migrantes no acompañados bajo custodia policial.
“Procederemos a realizar cambios legislativos para poner fin a la política de detenciones policiales de menores no acompañados. Una práctica que se inició en el año 2001”, aseguro el político conservador. La implementación del sistema, tenía, inicialmente, una naturaleza temporal, pero derivó a períodos prolongados “debido a la falta de espacio disponible en albergues o centros de acogida”.
Falló del Tribunal Europeo de Derechos Humanos
El Tribunal Europeo de Derechos Humanos falló, a principios del 2019, en favor de nueve menores que pasaron semanas bajo custodia policial antes de ser enviados a albergues. Adolescentes de entre 14 y 17 años procedentes de Siria, Irak y Marruecos que llegaron a Grecia en el 2016.
Según informan desde el ministerio de Migración y Asilo, a comienzos del 2020 iniciaron los procedimientos para trasladar a los menores detenidos a instalaciones más adecuadas. De 331 no acompañados que estaban bajo la custodia de la policía a finales de marzo, la cifra se redujo paulatinamente hasta alcanzar a cero el 14 de noviembre, cuando se trasladó a los últimos niños a albergues temporales o de largo estancia.
Las ONG han denunciado reiteradamente que centenares de menores no acompañados vivían en los atestados campamentos de refugiados en islas del este de Grecia tras llegar al país desde la costa turca. Mitarachi afirmó que, entre mediados de febrero y agosto, 960 de ellos fueron transferidos de las islas a albergues en la península o a otros países europeos o reunidos con familiares. Un procedimiento que se aceleró tras el incendio en el campamento de Moira.
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