El miedo de Occidente y el ojalá del después del coronavirus

miedo coronavirus
Esta ilustración, creada en los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC), revela la morfología ultraestructural exhibida por los coronavirus, COVID-19

Ramón Pinna Prieto. Presidente Achalay

Toda la humanidad, empezando por el occidente poderoso, está sintiendo el miedo, conviviendo con él, abrazándolo para dormir. Pero el miedo no es malo, ni nuevo. Sucede que el miedo verdadero es poco conocido por nuestras latitudes.

En muchos lugares del sur del mundo se vive así -cada día- desde que alguien empezó a contar los días. Y ahí sigue el sur del mundo.

En esa latitud del mundo, la Malaria contagió en 2018 -según la OMS-  a 228 millones de personas, y acabó con la vida de 405.000 de ellas. También en 2018, y también con datos de la OMS, diez millones de seres humanos enfermaron de tuberculosis, de los que 1,5 millones fallecieron.

Todas las personas fallecidas debido a la Malaria y la tuberculosis, eran seres semejantes a nosotros sobre todo en lo de querer vivir, en lo de cuidar a sus hijos y en lo de procurarles cada día un mundo -al menos- un pelín mejor. Eso es. Casi en nada diferentes.

¿Y al final?

No tengamos dudas. En las próximas semanas, muchos habremos pasado la enfermedad y otros muchos estarán en ello. Y los que no, cuestión de tiempo o de suerte. Perderemos vidas por el camino, Dios quiera que pocas.

¿Y al final? Al final nada, si nada significa que todo seguirá como siempre. Salvo por el recuerdo.

El recuerdo de un tiempo en el que los que no solemos tener miedo, lo tuvimos. Un tiempo en el que el sentido de la humanidad estuvo por encima del de las barreras que nos ponemos. Un tiempo en el que todas las naciones, y las personas que somos las naciones, fuimos a una -por fin- para ser más, para sentirnos más seguros o al menos más acompañados.

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El miedo de verdad nos hace iguales y consigue que seamos valientes como especie, como civilización y como humanidad, y así fue muchas veces en otros tiempos para poder ser lo que somos hoy y estar en donde estamos.

Merece la pena.

Merece la pena que lo único bueno del COVID´19 –el sentimiento global de humanidad- nos recuerde todo lo bueno que tenemos y nos motive para ir juntos, sin fronteras ni banderas, a por los verdaderos retos de nuestro tiempo en la historia…: la pobreza, el hambre, las guerras, las migraciones, el clima, la soledad, la violencia, el abandono….

Ojalá que así sea.

Y puede que sí, porque el ser humano es lo mejor que le ha pasado al ser humano.

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