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ACNUR ha condenado los dos ataques ocurridos en el oeste de Níger en los que murieron al menos a 100 personas, otras 25 resultaron heridas. Además, cientos de personas se vieron forzadas a huir.
Los grupos armados perpetraron las acciones de forma coordinadas el dos de enero contra las aldeas de Tchamo-Bangou y Zaroumdareye, en la región de Tillaberi, cerca de la frontera con Mali. Parte de los heridos fueron evacuados a Ouallam y Niamey, a 80 y 120 kilómetros de distancia respectivamente.
Según fuentes locales, supervivientes y población civil de otras cuatro aldeas vecinas han huido. Por lo menos 1.000 personas se desplazan, tratando de llegar a Ouallam. Muchos a pie.
La representante de ACNUR en Níger, Alessandra Morelli, aseguraba que “comunidades destrozadas por la brutalidad, se ven obligadas a huir en una región en la que decenas de miles de personas desplazadas por la violencia están acogidas y esperan reconstruir sus vidas”.
“Nos estamos preparando para asistir con atención de primera necesidad, albergue y protección, pero también con apoyo psicológico para ayudarles a superar el horror que han experimentado”, dijo Morelli.
Níger, país de acogida
Las regiones de Tillaberi y Tahoua, situadas cerca de la zona de Liptako-Gourma, en la frontera con Burkina Faso y Mali, acogen actualmente a 60.000 refugiados malienses y a casi 4.000 ciudadanos que huyeron de Burkina Faso. Asimismo, albergan a 138.229 desplazados internos nigerinos, cifra que aumentó en un 77% en 2020.
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Níger, Burkina Faso y Mali, en el Sahel, están en el epicentro de una de las crisis de desplazamiento y protección de más rápido crecimiento del mundo. La región acoge a 851.000 refugiados, además de a casi dos millones de ciudadanos desplazadas dentro de su propio país.
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