el DiarioSolidario
“A vida negada”, la V edición del Encuentro Internacional 2021 de Acampa pola paz e o Dereito a Refuxio que se celebrará los días 9, 10 y 11 de septiembre en A Coruña, comienza a presentar a los activistas internacionales que participarán en el evento. Recientemente, la red Acampa daba a conocer la presencia de la activista congoleña Julienne Lusenge. Asimismo, para conocer de primera mano la situación del pueblo saharaui, los organizadores esperan contar con la activista Aminetu Haidar. Desde la dirección del encuentro ultiman estos días las gestiones para asegurar su presencia en la ciudad herculina.
Aminetu Haidar es conocida con el sobrenombre de la “Gandhi saharaui”, por su lucha pacífica por los derechos de las personas refugiadas saharauis que viven en los campamentos de Tinduf. La activista sufrió persecución, desaparición forzosa y secuestro. Su protesta incansable la han hecho merecedora a ser nominada al Premio Nobel de la Paz en 2021. También ha recibido otros reconocimientos internacionales como los de la Fundación Robert Kennedy en el Senado de los Estados Unidos, el premio Silver Rose en el Parlamento Europeo y el de Coraje Civil de la Fundación Train.
Reconocimiento Internacional Acampa
Asimismo, la población indígena y campesina de Brasil tendrá un protagonismo importante en el Encuentro. Además de la líder indígena Josi Kaingang, se desplazará a la ciudad gallega el secretario general del Movimento dos Trabalhadores sem Terra brasileño (MST), João Pedro Stedile, quien recogerá el Reconocimiento Internacional Acampa a la Defensa de los Derechos Humanos concedido al Movimiento y que se entrega por primera vez este año.
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El economista es el secretario general uno de los fundadores del MST, uno de los movimientos sociales más potentes de América Latina. Lleva desde 1984 defendiendo el acceso de las personas brasileñas a la tierra. Su organización ha promovido ocupaciones pacíficas e impulsado estructuras cívicas y sociales funcionales en sus campamentos a lo largo de todo el país. En Brasil ha prevalecido el gran latifundio como sinónimo de poder. Dada la concentración de la propiedad de la tierra, los estratos menos favorecidos, en su día personas esclavas, posteriormente ex-esclavas o las personas libres de las clases menos pudientes, han tenido mayores dificultades para hacerse con la tierra pese a que su Constitución así lo contempla.
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