Siria, siete años de horror mundial

el DiarioSolidario

El pasado jueves se cumplieron siete años del conflicto sirio, sin embargo, lejos de un final cercano los datos arrojan una situación que no parece tener final. Naciones Unidas, a través de su Secretario General, Antonio Guterres, informó que durante el 2017 murieron más niños que en ningún otro año desde que comenzó la guerra. Además, estos días hemos asistido a una situación que deja bien clara la imposibilidad de un acuerdo próximo, el incumplimiento del alto al fuego acordado el 24 de febrero no sólo no se respetó, sino que la violencia se intensificó, registrando cifras entorno a 1.000 muertos en tan sólo unos días.

El conflicto de Siria estalló el 15 de marzo de 2011, después de que el gobierno de Bachar al Assad reprimiese brutalmente las manifestaciones que recorrían todo el país alentadas por la Primavera Árabe. Desde entonces, la situación se ha ido agravando, dejando unos números que hablan por sí solos, cerca de 500.000 muertes y más de 11.000.000 millones de personas desplazadas.

A pesar de que algunas informaciones hablan de la reconstrucción del país, la verdad es que aún no se puede dar por finalizada ni tan siquiera la fase de emergencia. La ayuda humanitaria apenas puede realizarse con garantías y ninguna de las partes respeta el Derecho Internacional Humanitario. Hablar de las cifras que hasta el momento ha dejado el conflicto es poner en relieve no sólo el drama que vive la población siria, sino que además muestra las debilidades de la comunidad internacional al ser incapaz de haber conseguido la paz o, al menos, un acercamiento entre las partes que proteja la vida de los civiles.

Para la opinión pública internacional, el conflicto se visibilizó extraordinariamente con la salida de miles de sirios huyendo de la guerra. El mundo asistió a un espectáculo lamentable, por un lado veía como miles de personas tenían que abandonar su país y por el otro, contemplaba como los líderes mundiales se mostraban irresponsables al no ofrecer soluciones de asistencia a la población siria pero sí tomar las medidas necesarias para salvaguardar su fronteras, pareciendo más que las personas que huían eran culpables y no víctimas. Hasta hoy, la Unión Europea se ha mostrado ineficaz para que sus estados miembros acojan el número de refugiados que fijaron.

Así pues, mientras que los informes, los datos y las actitudes de los gobiernos no muestran visos de una pronta solución, al sector humanitario y a la población civil mundial nos queda seguir trabajando para ofrecer a la población siria una vida lo más digna posible y seguir presionando a los Estados para que pongan fin a un conflicto que corre el riesgo de comenzar a verse como eterno.

 

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