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225.000 casos de trata de personas en el mundo se encuentran contabilizados desde 2003. Desde 2015, la cifra de casos no ha dejado de incrementarse anualmente, coincidiendo también con el aumento de los datos del hambre y la pobreza. La trata de personas sigue siendo una de las peores formas de esclavitud en 2020», apunta la responsable de proyectos de Manos Unidas en el sudeste asiático, Patricia Garrido.
Múltiples factores favorecen que se produzcan situaciones de trata: nacer en un hogar pobre y en una familia monoparental, pertenecer a una minoría étnica, a una familia desestructurada.
«Vivir en países con alto porcentaje de población joven en situación de extrema pobreza y con elevados índices de desempleo, con alta tasa de abandono escolar, con graves carencias en servicios básicos como la sanidad o la seguridad, falta de acceso de las mujeres a educación básica y a recursos financieros… son otras situaciones que propician que mujeres y personas menores de edad sean consideradas mercancías, explotadas incluso por sus propias familias», explica Patricia Garrido.
La cifra de personas que pasan hambre en el mundo no ha parado de crecer desde 2015, año en el que también se dio un considerable repunte de casos contabilizados de trata, cuando llegaron a rondar los 25.000. Una cifra que continúa en ascenso. Según el último informe de la ONU, las estimaciones actuales indican que cerca de 690 millones de personas en el mundo padecen hambre. La pandemia del coronavirus podría sumar a alrededor de 130 millones de ciudadanos más, quienes estarían en riesgo de padecer hambre severa a finales de 2020.
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El tráfico de novias hacia China
El «tráfico de novias» hacia China, es un mercado emergente en el sudeste asiático. Una nueva tendencia que ha surgido en los últimos tres años en Asia.
El contexto en el que se encuentran las mujeres en estas regiones no es fácil: la discriminación y la violencia se extiende por países como Laos, Myanmar y Tailandia, donde mujeres y niñas son las responsables de obtener los ingresos familiares, debido a que en numerosas ocasiones los hombres caen en el consumo de alcohol y drogas. Además, el acceso a la educación y la salud es muy limitado, así como la disponibilidad de agua, electricidad e infraestructuras básicas.
«La pobreza obliga a muchas mujeres a emigrar para trabajar en el servicio doméstico, en restaurantes y, sobre todo, en la prostitución», explica Patricia Garrido. Es el caso de muchas minorías étnicas, en las que a las niñas se les obliga a tener relaciones sexuales desde muy jóvenes y, debido a la política de hijo único que China ha tenido por décadas, existe un déficit de mujeres respecto a hombres que aumenta la presión del país sobre países fronterizos, lo que supone que cada vez más ventas de chicas para matrimonios forzados.
«Los hombres chinos pagan entre 8.500 y 17.000 euros para traer al país mujeres extranjeras», afirma Patricia Garrido.
La pandemia del coronavirus y la trata
La pandemia que ha azotado a todo el planeta este año no ha hecho más que empeorar la situación de las víctimas de trata ya que «los prostíbulos han cerrado a causa del confinamiento y muchas chicas han quedado encerradas allí, pero sin ingresos ni nada que comer», según aseguran desde la ONG Alliance Anti Trafic, socio local de Manos Unidas en Tailandia.
Día Mundial contra la Trata de Personas 2020: según datos de la ONU, las niñas conforman una cuarta parte de todas las víctimas de la trata a nivel mundial.
Por otro lado, Alliance Anti Trafic también advierte de que muchas mujeres que han perdido su empleo a causa del confinamiento, emigrarán o entrarán en la prostitución para poder sobrevivir. Además, las víctimas de la trata tienen menos acceso a los servicios básicos debido a la pandemia, ya que la prostitución es ilegal en Tailandia y se les ha denegado la ayuda gubernamental prevista para quienes hubieran perdido su empleo. Asimismo, al haber cerrado los prostíbulos, muchas chicas se han introducido en el mercado de la prostitución online, encontrando clientes a través de redes sociales.
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