«Ver a la gente que realmente no tiene nada, soñando en marchar algún día, es otra cosa»

el DiarioSolidario

Bruno y Unai, dos adolescentes de 13 y 14 años respectivamente, acaban de volver de Senegal, adonde han viajado junto a Save the Children y donde han podido ponerse en la piel de Omar, un joven senegalés que llegó a España en patera con 17 años. El viaje es el cierre de la campaña “Se buscan familias” que Save the Children puso en marcha el pasado mes de mayo para dar a conocer las dificultades de los menores que emprenden solos su viaje hacia países como el nuestro.

Durante cuatro días, Bruno y Unai han conocido la realidad de Omar en Keur Sega, el pueblo donde nació y creció, en la región senegalesa de Thies, y donde sus únicas posibilidades de futuro eran trabajar en el campo o dedicarse al comercio ambulante. Por eso Omar decidió emprender el viaje a España, en una travesía en patera por la que su padre tuvo que pagar más de 500€. Unai y Bruno han recorrido con Omar el viaje hasta la playa desde donde salió y donde les explicó cómo fue la travesía, una pesadilla de siete días en los que las 150 personas que viajaban tuvieron que hacer turnos para sacar con cubos el agua que se colaba en la barca para evitar hundirse.

“El día que salió mi hijo lo pasé rezando, estuve una semana sin comer hasta que tuve noticias de él y supe que había llegado a salvo”, contaba su madre a Bruno y Unai cuando le preguntaron cómo vivió la marcha de su hijo.

“Yo ya había visto noticias sobre gente que llega en pateras a Europa y ya estaba bastante informado, pero no es lo mismo documentarse, que alguien que lo ha sufrido y que lo ha vivido me lo haya contado. Ahora ya puedo entender mucho mejor por qué tanta gente como Omar arriesga su vida de esa manera”, explica Bruno.

“Todos hemos visto por la televisión las pateras y los miles de migrantes y refugiados navegando por el mar. Pero vivirlo, ver a la gente que realmente no tiene nada, rodeada de basura y sin apartar la sonrisa de la cara, trabaja duro todo el día, soñando en marchar algún día, es otra cosa”, añade Unai.

Una vez que llegó a España, las cosas no fueron más fáciles para Omar. Al llegar a Tenerife nadie comprobó si era menor de edad y pasó cinco semanas en un centro de internamiento de extranjeros sin apenas comida ni duchas, hasta que consiguió el traslado a casa de unos parientes a la península.

Omar salió adelante y hoy trabaja en Madrid en el sector de la hostelería gracias al apoyo de asociaciones y particulares, pero denuncia la indefensión que sintió al llegar con una administración que le trató como adulto sin comprobar su edad.

Como Omar, miles de menores llegan solos a España cada año. Solo en patera, durante 2017 llegaron a España 2.177 menores no acompañados, casi cuatro veces más que en el año anterior. A pesar de la magnitud de las cifras, España sigue sin estar preparada para acoger a los niños y niñas que llegan solos y les condena a la invisibilidad y la exclusión.

Aunque la Ley de Extranjería prohíbe expresamente que se detenga a ningún menor de edad por su condición de migrante o por su entrada irregular, muchas veces este supuesto no se respeta.

Save the Children tiene en marcha una campaña de recogida de firmas para pedir al Comisario Europeo para las Migraciones Dimitris Avramópulos que se comprometa a que ningún niño migrante sea detenido al pisar suelo europeo. En concreto, la organización pide que se realice una correcta identificación de los menores que llegan a Europa con pruebas de determinación fiables, que no se realicen separaciones forzosas de familias con hijos menores, que los menores cuenten con información necesaria y preparada para su idioma y edad, y que el proceso de acogida priorice siempre el interés superior del menor.

Fuente: Save the Children

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