No vamos a combatir el cambio climático con un virus

Alerta climática: 2019 el segundo año más cálido desde que se realizan registros

Cambio climático

el DiarioSolidario

El cambio climático profundizó en su desarrollo el año pasado. Los datos confirman a los expertos quienes : el 2019 fue el segundo año más cálido, tras el 2016, del que se tienen datos desde que se realizan mediciones instrumentales. El quinquenio 2015-2019 comprende los cinco años más cálidos de los que se tiene constancia, y el período de 2010 a 2019 ha sido la década más cálida jamás registrada. A partir de los años ochenta, cada nuevo decenio ha sido más cálido que todos los anteriores desde 1850. Información recogida en el trabajo “Estado del Clima Mundial» por la Organización Meteorológica Mundial.

“Dado que las concentraciones de gases de efecto invernadero no dejan de aumentar, el calentamiento continuará. Según un reciente pronóstico, es probable que en los próximos cinco años se produzca un nuevo récord de temperatura mundial anual. Es solo cuestión de tiempo”, declaró el secretario general de la OMM, Petteri Talas.

No vamos a combatir el cambio climático con un virus

«El coronavirus es una enfermedad que esperamos que sea temporal, con impactos temporales, pero el cambio climático ha estado allí por muchos años y se mantendrá por muchas décadas, y requiere de acción continua», afirmó el Secretario General de la ONU, Antonio Guterres, durante la presentación del informe.

«No vamos a combatir el cambio climático con un virus. Aunque se le debe dar toda la atención necesaria, no podemos olvidarnos de la lucha contra el cambio climático, y los demás problemas que enfrenta el mundo», añadió Guterres.

La epidemia mortal de dengue que azota a Colombia, Brasil, México y Nicaragua; la pérdida de hasta el 70% de cultivos en el Corredor Seco de Centroamérica; las inundaciones en Argentina, Uruguay; los incendios en Brasil, Bolivia, Australia y Venezuela; y los huracanes de fuerza sin precedentes en el Caribe, son solo algunas de las demostraciones de la fuerza del cambio climático. Lamentablemente, en 2019 se alcanzó un nivel récord en el nivel del mar y en olas de calor con consecuencias trágicas para la biodiversidad.

La temperatura del océano

En el estudio anual realizado durante los últimos 25 años por la Organización Meteorológica Mundial, se resaltan las señales físicas de alerta del cambio climático: como el intenso calentamiento de los océanos y de la Tierra, el récord del nivel del mar en 2019, el deshielo y los continuos fenómenos meteorológicos como tormentas, sequías e inundaciones.

El año 2019 terminó con una temperatura media mundial 1,1 °C por encima de los niveles preindustriales estimados, un valor superado únicamente por el récord de 2016, cuando un episodio muy intenso de El Niño agravó el aumento de la temperatura mundial vinculado a la tendencia general al calentamiento.

La temperatura del océano está en un nivel récord, con temperaturas que aumentan al equivalente de cinco bombas de Hiroshima por segundo. Contamos el coste en vidas y medios de vida humanos a medida que las sequías, los incendios forestales, las inundaciones y las tormentas extremas cobran su precio mortal. No tenemos tiempo que perder si queremos evitar una catástrofe climática”, agregó el secretario general de las Naciones Unidas.

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Deshielo a gran escala

El secretario general de la Organización Meteorológica Mundial, Petteri Talas,  añadió que este enero fue el más cálido desde que se tienen datos: “En muchas partes del hemisferio norte se ha vivido un invierno excepcionalmente benigno. El humo y los contaminantes de los devastadores incendios de Australia se propagaron por todo el mundo y provocaron un pico en las concentraciones de CO2. Los récords de temperatura en la Antártida estuvieron acompañados de episodios de deshielo a gran escala y de la fractura de un glaciar, hechos que incidirán en la subida del nivel del mar”.

El jefe de la Organización Meteorológica Mundial explicó, asimiso, que la temperatura es solo un indicador del cambio climático en curso, al que se la añaden las alteraciones de los patrones de lluvia que han afectado a varios países. Así como el aumento cada vez mayor del nivel del mar, en gran parte por la expansión térmica del agua del mar, así como el derretimiento de los más grandes glaciares de Groenladia y la Antártida.

“Esto expone las zonas costeras y las islas a un mayor riesgo de inundaciones y puede provocar que sus zonas bajas queden sumergidas por las aguas”, aseguró Taalas.

Sin un control rápido de las emisiones no hay mucho que se pueda hacer para atenuar los impactos”, aseguró el director adjunto del departamento de servicios de la ONU, Maxx Dilley.

 “Se ve muy claramente que la tendencia va cada vez más a los extremos”, agregó el experto, basándose en los indicadores climáticos que determinó la OMM en el informe.

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