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39.000 millones de comidas escolares se han perdido en todo el mundo debido al cierre de las escuelas desde que comenzó la pandemia. 370 millones de menores (cuya principal fuente de nutrición diaria son, en la mayoría de los casos, las comidas escolares) han perdido de media un 40% de los almuerzos que suministran los centros educativos.
El informe COVID-19: Missing More Than a Classroom (“COVID-19: Más que una pérdida de la educación”) recoge estas conclusiones tras una investigación de la Oficina de Investigación de Unicef Innocenti y el Programa Mundial de Alimentos (WFP).
“Los niños que dependen de la escuela para obtener sus comidas diarias no solo se están quedando sin educación, sino también sin una fuente fiable de nutrición. A medida que respondemos a la pandemia de la Covid-19 y esperamos a que se distribuyan las vacunas, debemos dar prioridad a la reapertura de las escuelas y actuar con el fin de hacerlas lo más seguras posibles,”. Directora ejecutiva de Unicef, Henrietta Fore.
Abandonar el colegio
Las últimas estimaciones revelan que 24 millones de infantes en edad escolar están en peligro de abandonar su educación debido a la pandemia. Una situación que anularía los avances en materia de matriculación escolar conseguidos en las últimas décadas. Los programas de alimentación escolar pueden servir de incentivo para que los niños más vulnerables regresen a la escuela.
“Al carecer del aporte nutritivo de las comidas escolares, el futuro de millones de los niños y niñas más pobres del mundo está en peligro. Nos arriesgamos a perder a una generación entera”, aseguró el director ejecutivo de WFP, David Beasley. “Debemos ayudar a los gobiernos a reabrir las escuelas en condiciones de seguridad y a seguir alimentando a esos niños. Para muchos, la comida nutritiva que reciben en la escuela es el único alimento que consumen en todo el día”.
Reducción de un 30%
Durante la pandemia, en los países de bajos y medianos ingresos se ha registrado una reducción del 30% en la cobertura de los servicios de nutrición esenciales, como la alimentación escolar, los suplementos de micronutrientes y los programas de promoción de la nutrición. Así como los programas para el tratamiento de la desnutrición grave infantil. Durante los confinamientos que se impusieron a escala nacional en algunos estados se suspendieron todos los programas de alimentación escolar.
Los datos de estudios realizados en 68 países revelan que, antes de que irrumpiera la Covid-19, alrededor del 50% de los niños y niñas de entre 13 y 17 años declararon que pasaban hambre. Asimismo, información relativa a 17 países demostraron que, en algunos estados, hasta dos terceras partes de los adolescentes de entre 15 y 19 años presentaban insuficiencia ponderal. Del mismo modo, más de la mitad de las adolescentes de Asia Meridional padecían anemia.
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Un precente peligroso se produjo en las zonas más afectadas por el brote de ébola en 2014 en África Occidental. Un punto donde se registró un aumento de la inseguridad alimentaria en naciones donde los niveles de desnutrición ya eran elevados. Durante la pandemia de la Covid-19 se ha observado la misma tendencia en muchos países, algunos de ellos pertenecientes a las regiones de África Subsahariana, además de Asia Meridional.
Acciones durante la pandemia
El informe revela que en más de 70 países se han proporcionado raciones para llevar a casa, transferencias de efectivo o cupones de alimentos. Durante los primeros nueve meses de 2020, más de 13 millones de niños y niñas en edad de asistir a la escuela recibieron apoyo escolar a través de WFP. Una disminución con respecto a los 17,3 millones del año anterior.
Por su parte, Unicef ha asistido a los gobiernos nacionales a mantener la continuidad de los servicios de nutrición para los niños y niñas en edad escolar y los adolescentes. En 2020, cerca de 25 millones de niños y niñas en edad escolar y adolescentes se beneficiaron de los programas de prevención de la anemia. La mayoría de estos programas, que se ajustaron a cada contexto, integraron la educación y el asesoramiento sobre nutrición, los suplementos de hierro, así como otros micronutrientes esenciales y los tratamientos profilácticos de desparasitación.
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