Pablo Campos, el cooperante que se enfrenta a 40 años de cárcel por recoger a una familia en Grecia

Pablo Campos

el DiarioSolidario

¿Qué harías si te encuentras en la carretera a una familia de cuatro miembros con menores haciendo señales en pleno otoño y lloviendo? El cooperante Pablo Campos no lo pensó. Tras una breve conversación, los subió a bordo de su coche y continuó viaje hasta Tesalónica en Grecia. A 20 kilómetros de destino les pararon en un control policial y fueron trasladados a comisaria porque la familia no disponía de documentación. Una acción por la que hoy le juzgan en Grecia y que le puede hacer pasar 40 años de su vida en la cárcel.

En comisaría, les sustrajeron los móviles, les tiraron al suelo mientras les insultaban y no les explicaron sus derechos. Estuvo retenido tres días. Les acusaban a él y a su novia griega, Dimitra, de tráfico de personas y de ayudar a los pasajeros a cruzar la frontera con Turquía, que se encontraba a 500 kilómetros.

Era el 9 diciembre 2018, el cooperante español de 29 años llevaba más de tres años trabajando como fisioterapeuta con migrantes en terapia de rehabilitación. La familia palestina, con la que creó una gran amistad, exoneró en todo momento a Pablo Campos y su compañera de cualquier intento de tráfico de personas o trata. Las explicaciones no sirvieron y acabó deportado tras pasar casi quince días en un Centro de Extranjeros. Le expulsaron un 25 de diciembre con la prohibición de volver a Grecia durante 5 años.

Criminalización de la cooperación

«Están intentando criminalizar que se ayude a la gente», y aseguraba a los medios de forma concluyente: «Lo volvería a hacer», Pablo Campos.

Pablo Campos cuantifica que la batalla legal le ha costado alrededor de 10.000 euros. En camino legal ha conseguido la anulación de la orden de deportación y ha podido volver hace unos meses a Grecia.

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