16,6% de los hogares españoles no pueden mantener la vivienda a una temperatura adecuada

Pobreza energética

el DiarioSolidario

El 16,6% de la población española no puede permitirse calentar su hogar. La pobreza energética es una realidad que afecta al 41,4% de los hogares donde el trabajador principal se encuentra en situación de desempleo o al 29,2% de los hogares donde hay alguna persona no nacida en España.

En los últimos años el coste de la energía y los ingresos familiares han seguido dinámicas inversas. Entre 2008 y 2018 el precio de la energía eléctrica para una familia media ha subido un 77,9%, mientras que el gas ha crecido un 17,9%. Por otro lado, los hogares han visto reducido su poder adquisitivo en un 1,3%.

El informe realizado con la colaboración de 11.600 hogares de las 17 autonomías , corresponde a la serie FOCUS de la Fundación FOESSA sobre “Pobreza Energética”. El trabajo constata que muchas familias que se encontraban en un espacio de vulnerabilidad se ven ahora inmersas en problemáticas energéticas que hacen aún más precaria su situación.

«La pobreza no tiene apellidos»

En 2018, el 26,1% de la población en España, y el 29,5% de los niños, se encontraban en riesgo de pobreza o exclusión social. Más del 55% experimentó algún grado de dificultad para llegar a fin de mes y el 5,4% sufrió privación material severa. La tasa de desempleo del 13,78% es más del doble de la que presenta la media de la UE, y ha sobrepasado el 30% para los menores de 25 años.

Como señala uno de los autores de este informe, Daniel Rodríguez de Blas, “aunque en los últimos tiempos se ha popularizado el término pobreza energética, todas las investigaciones que hemos creado nos permite afirmar que la pobreza es una, independientemente de apellidos o dimensiones, y afecta íntegramente al hogar que la sufre”.

“Y si bien entendemos que parcelar la pobreza tiene un útil efecto comunicativo, creemos que se corre el riesgo, sobre todo en quienes tienen la responsabilidad de liderar las políticas públicas y los procesos de intervención social, de ofrecer soluciones parceladas y paliativas que, si bien pueden contribuir a resolver fracciones del problema, nos alejarían del necesario abordaje integral de la situación familiar”, añade.

“Gasto desproporcionado”

Existen tres grandes factores que influyen que un domicilio entre en esta situación: coste de la energíaingresos insuficientes de las familias e ineficiencia energética.

Para el 54,6% de las familias en situación de pobreza, la energía supone un “gasto desproporcionado” con respecto a sus ingresos. Según el tipo de hogar, las familias numerosas (27,8%), las monoparentales (24,9%), y aquellas encabezadas por una mujer (23,5%) son las más afectadas.

Del mismo modo, el retraso en el pago de recibos afecta en casi tres veces más a la población en exclusión (23,4%) o a las familias numerosas (25,5%) que a la población general (8,1%). Las personas que viven de alquiler sufren casi el doble de retrasos en los pagos de suministros energéticos (16%).

Y, por último, todas estas realidades se disparan entre las familias que viven en hogares ineficientes energéticamente, donde están sobrerrepresentados los colectivos más vulnerables.

Múltiples vulnerabilidades

La pobreza energética viene a sumarse, asimismo, a situaciones previas de exclusión, lo que genera múltiples dinámicas de vulnerabilidad. Por ejemplo, entre los hogares que no logran mantener la vivienda a una temperatura adecuada, el 76,8% se han visto además obligadas a reducir sus gastos de calzado y vestuario, y el 51,2% en alimentación.

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Además, se empieza a poner en evidencia otras consecuencias de esta situación como, por ejemplo, en el ámbito de la salud: la autopercepción de un estado de salud malo es casi el doble en las personas que no logran mantener su vivienda a una temperatura adecuada (8,2%) que en los que sí lo logran (4,2%).

Pobreza energética

Un hogar entra en situación de pobreza energética cuando es incapaz de pagar una cantidad de energía suficiente para la satisfacción de sus necesidades domésticas. Así como cuando se ve obligado a destinar una parte excesiva de sus ingresos a pagar la factura energética de su vivienda. Por tanto, el informe se han estudiado cuatro indicadores para medir la vulneración de derechos a las familias más vulnerables:

  • Temperatura inadecuada: Hogares que se declaran incapaces de mantener la vivienda a una temperatura adecuada. Supone el 16,6% de los hogares españoles.
  • Retrasos en pagos: Hogares que declaran tener al menos dos retrasos en un año en el pago de las facturas energéticas de la vivienda. Corresponden al 8,1%.
  • Gastos desproporcionados: Hogares que se ven obligados a asumir gastos desproporcionados en las facturas energéticas. Esta situación afecta al 17,1% de los hogares.
  • Pobreza energética escondida: Hogares cuyo gasto en energía es tan bajo que supone privación en las necesidades energéticas básicas para las familias. Ascienden a un total del 14,2% de viviendas.

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